26.8.08

los cafés son el refugio eterno para las tríbus nómadas...
llegan a sus mesas cuando la tarde pinta lentamente un cielo fatigado de su nombre
piden café, se sientan, abren diarios, miran las noticias de un mundo que no les pertenece

que distinto el oceano de cántina; uno puede beberse el mar entero,mirarse en el espejo, interrogarse y al mismo tiempo combatir una manada de dragones sabiéndose San Jorge sin espada...

pero el café no es cómplice de olvidos; es el negro laúd de la vigilia.
triste asunto acodarse en una mesa a medir el sabor de una desdicha que con otros muertos es posible compartir...


relato prestado de una mesa de cantina, prometo investigar el nombre del autor.

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