Escuchar los relatos de vidas ajenas, debe darnos la sabiduría para entender la propia.

Hay que entender sus circunstancias, sus experiencias; sus subidas, bajadas, soluciones, alegrías y tristezas

Revivir con sus anécdotas nuestras ideas; replantearlas y hacerlas funcionar. En las experiencias ajenas tal vez podamos encontrar respuestas urgentes, necesarias e importantes para todo poder cambiar

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De las personas nos quedan sus aromas, sus historias. De los buenos momentos nos quedan sus recuerdos y por siempre queda constancia de nuestros intentos.

De las personas nos quedan sus aromas, sus historias. De los buenos momentos nos quedan sus recuerdos y por siempre queda constancia de nuestros intentos.

Queda decir si fuimos buenos o malos... Y de historia en historia, de relato en relato este mundo conocerá logros, errores y fracasos. De los errores propios en los adentros queda una marca, queda un espacio y un recuerdo que tendrá como trabajo permanente decirnos que algo atras no hicimos funcionar...

De recuento en recuento encontraremos la innegable razon de las omisiones, dudas y percepciones que en su paso por nosotros solo dejaron perdidas, extrañezas y desánimos.

Y asi, Los años ajustan vidas ajenas dejandonos saber que un lugar algunas personas dejaron de ocupar

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