creo que lo tìpico es hacer recuentos y propòsitos...

un tanto tìpico por el mismo candor de las fechas, tìpico porque nos queremos renovar y dejar atràs el año muerto, tìpico porque aparece la interminable o tambien inmortal lista de deberes o propòsitos que parecen màs zombies que una lista de verdaderas y nuevas intensiones.

creo que es tìpico el fresco del clima, tìpico el sonrojar de las emociones frias dejadas llevar por el perdòn, la navidad y las esperanzas de mundos mejores que no se dan en otras fechas del año mas que en èsta. típico reunirse, típico abrazarse y con cada uno de esos abrazos el encontrar nuevas ideas para compartir momentos de vida perdonando las viejas rencillas y diciendo que lo pasado ya pasado se queda y que todo comienza de nuevo, de cero... que nada ha pasado.

no sé que tan afortunado o desafortunado sea lo antes escrito porque esos intentos de perdón y renovación siempre estan en todos nosotros pero darlos en un abrazo es como sellar el trato, es poner la firma de comùn acuerdo ante la afirmación de la intención. uno no puede andar por ahí odiando a medio mundo por la razón que sea pero tampoco puede sellar todos esos tratos mediante el abrazo navideño. a fin de cuentas, uno no tiene tanta vida y sí intermitente felicidad como para odiar demasiado y ante la imperante necesidad de seguir y seguir, más vale dejar de arrastrar los pasados y rencillas que no sirven más que para estorbar las andanzas en la vida.

lo típico es hacer secuelas, lo típico siempre será...

y vienen los recuentos de historias, las segundas partes del año muerto, los cuentos que no se acaban y cómo el trascender de los años deja sus relatos y nuestros relatos en la historia aún cuando nosotros no seamos heroes,villanos o tejedores importantes protagonistas de la misma, pero cierto es que somos parte de ella.

uno es parte de todo y hecho uno es por la misma o doble cantidad; hecho a base de herencias familiares, culturales y sociales; hecho a base de experiencias de investigaciones o de creencias; hecho en parte por los amigos y las personas cercanas; hecho en parte por los extraños encontrados en el camino y más que nada hecho por las propias necesidades de ser y hacer. a donde sea que uno va no deja de ser quien es y a donde sea que los años en su incesable caminar nos lleven, nunca dejamos típicos de ser, típicos al pensar, al soñar y crecer...